Desde el paso de la tormenta tropical “Alberto” en junio, Agua y Drenaje de Monterrey (AyD) ha dejado correr ininterrumpidamente agua limpia en el Río Santa Catarina, alcanzando un estimado de 216 millones de litros desperdiciados. Este fenómeno, visible en la zona de Monte Everest y La Rivera, ha generado preocupación entre la ciudadanía y cuestionamientos sobre la gestión de recursos hídricos en un estado que ha enfrentado serios problemas de escasez en años recientes.
Un derrame sin solución tras 164 días
El problema inició tras el paso de la tormenta tropical “Alberto”, cuando un acuífero subterráneo en Monterrey excedió la capacidad del acueducto de AyD, provocando un derrame constante de agua limpia. Según declaraciones de Juan Ignacio Barragán, director de AyD, este flujo equivale a 500 litros por segundo, y aunque asegura que el agua termina en la Presa El Cuchillo, el desperdicio visible y continuo ha generado inquietud entre vecinos y ambientalistas.
El derrame, inicialmente visto como una curiosidad por los residentes y paseantes que visitaban el área, pronto se convirtió en motivo de críticas. La paraestatal ha sido señalada por su falta de acciones contundentes para reparar el desperfecto, mientras que la comunidad observa cómo una cantidad significativa de agua, suficiente para abastecer a miles de hogares, se pierde diariamente.
A pesar de las promesas gubernamentales para mejorar la eficiencia en la gestión del agua, la escena de la “cascada” en La Huasteca persiste como un recordatorio de la inacción en un tema crítico para la región.
Impacto ambiental y gestión hídrica cuestionada
El continuo desperdicio de agua limpia ha suscitado serias preocupaciones sobre la sostenibilidad de los recursos hídricos en el estado. En años recientes, Nuevo León ha enfrentado episodios severos de sequía que llevaron a la implementación de restricciones y campañas para fomentar el ahorro del agua. Sin embargo, el caso de La Huasteca contradice estos esfuerzos, dejando entrever fallas en la planificación y ejecución de políticas públicas.
Vecinos y expertos han destacado que la falta de medidas para contener el derrame refleja una falta de priorización en la infraestructura hídrica. Además, aunque AyD asegura que el agua no se pierde completamente al terminar en la Presa El Cuchillo, esto no exime a la paraestatal de su responsabilidad de optimizar los recursos. “Es inconcebible que, en una región con antecedentes de escasez, se permita un desperdicio de esta magnitud durante meses”, señaló un residente de la zona afectada.
Por su parte, organizaciones ambientales han llamado a las autoridades a implementar soluciones inmediatas y a largo plazo para evitar que situaciones similares se repitan. Entre las propuestas destacan la modernización del acueducto y la revisión integral de los sistemas de captación y distribución de agua en la región.
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El caso de la “cascada” en Monterrey evidencia la urgencia de abordar las deficiencias en la gestión de recursos hídricos y la necesidad de un compromiso más firme para garantizar el acceso sostenible al agua. Mientras el flujo continuo de agua limpia sigue siendo visible, la presión social para encontrar una solución efectiva no deja de crecer.