A pesar de los constantes elogios por parte del gobernador de Nuevo León sobre los avances en el transporte público, un reciente estudio realizado por el Centro Mario Molina ha revelado una realidad preocupante: el sistema de transporte en la zona metropolitana de Monterrey se sitúa en la última posición de un ranking nacional. Con una calificación general de 31.39, el área metropolitana ha reprobado en todas las categorías evaluadas, que incluyen aspectos tan cruciales como la accesibilidad y la eficiencia. Esta situación evidencia una crisis de movilidad que no solo afecta a los usuarios del transporte público, sino que también plantea serias interrogantes sobre la capacidad del gobierno para abordar y resolver estos problemas de infraestructura y servicio.
El estudio del Centro Mario Molina, que se realizó con base en parámetros claros y específicos, destaca una serie de deficiencias que deben ser atendidas de manera urgente. La calificación de 31.39 es un reflejo no solo de la falta de inversiones adecuadas en el sistema de transporte, sino también de una gestión deficiente que no ha sabido responder a las necesidades crecientes de una población en expansión. La percepción de los ciudadanos sobre el transporte público en Monterrey se ha deteriorado, y la falta de acción por parte de las autoridades se convierte en un tema de preocupación constante.
Resultados del estudio de movilidad
Los resultados del Ranking de Transporte Público para Ciudades Mexicanas 2024, elaborado por el Centro Mario Molina, son contundentes y preocupantes. Monterrey, a pesar de ser una de las ciudades más importantes y con mayor desarrollo económico del país, ocupa el último lugar en este estudio, lo que revela una desconexión entre las promesas del gobierno y la realidad que viven a diario los ciudadanos. Este informe pone de manifiesto que solo el 6% de la población tiene fácil acceso al transporte público, una cifra alarmante que pone en evidencia las carencias en infraestructura y servicios.
La calificación de 31.39 indica que Monterrey ha “reprobado” en todas las áreas evaluadas, lo que incluye, además de la accesibilidad, aspectos como la eficiencia y la seguridad del transporte. La crisis de movilidad que enfrenta la ciudad se ha convertido en un tema central para muchos ciudadanos, que ven cómo sus opciones de transporte se ven limitadas y su calidad de vida se deteriora a causa de un sistema ineficiente.
Los ciudadanos han expresado su frustración ante la situación actual del transporte. Las largas esperas, la falta de unidades adecuadas y el escaso mantenimiento de las rutas disponibles han llevado a muchos a optar por medios alternativos de transporte, como el uso de automóviles particulares, lo que a su vez contribuye a la congestión vial y al aumento de la contaminación en la ciudad. Este ciclo vicioso no solo afecta la calidad del aire, sino que también repercute en la salud pública y en el bienestar general de la población.
Promesas incumplidas del gobierno
A pesar de los constantes anuncios por parte del gobernador sobre los avances en el transporte público, la realidad refleja una situación muy diferente. La falta de progreso tangible ha llevado a la comunidad a cuestionar la efectividad de las políticas implementadas por el gobierno estatal. Los ciudadanos sienten que sus necesidades no están siendo escuchadas ni atendidas, y que las promesas de mejoras son, en muchos casos, solo palabras vacías.
El informe del Centro Mario Molina también resalta que la crisis de movilidad no solo es un problema de transporte, sino que tiene implicaciones más amplias en el desarrollo urbano de Monterrey. La planificación inadecuada y la falta de una visión a largo plazo han llevado a un crecimiento desordenado, lo que dificulta la implementación de un sistema de transporte que funcione de manera efectiva y que se integre adecuadamente con el resto de la infraestructura urbana.
Los ciudadanos han expresado su preocupación por el futuro del transporte en Monterrey. En las redes sociales y en foros públicos, se han levantado voces que demandan una mayor atención a este tema, y que exigen al gobierno estatal no solo que reconozca la crisis de movilidad, sino que también implemente soluciones efectivas. La presión social se ha intensificado, y muchos están decididos a hacer sentir su voz en la búsqueda de un transporte público más accesible, eficiente y seguro.