La violencia vinculada al uso de armas de fuego ha alcanzado un preocupante récord histórico en Nuevo León durante 2024. En solo diez meses, el estado ya acumula 348 denuncias por disparos, superando los 346 casos registrados en todo 2023. Esta alarmante cifra refuerza una tendencia creciente que ha persistido desde 2017 y subraya la necesidad de medidas efectivas para combatir la inseguridad.
Incremento sostenido desde 2017 preocupa
El registro de delitos por disparo de arma de fuego en Nuevo León ha mostrado un aumento sostenido desde 2017, cuando por primera vez se contabilizaron más de 100 casos anuales. En 2020, la cifra superó los 200 incidentes y en 2022 se registraron más de 340, estableciendo un patrón ascendente que parece incontrolable.
Este fenómeno refleja una mayor disponibilidad de armas de fuego en manos de la delincuencia organizada y otras actividades criminales, lo que aumenta el riesgo para la población. Autoridades y expertos en seguridad coinciden en que este tipo de delitos son indicadores críticos del deterioro del orden público y la presencia de armas ilegales en las calles.
Urgen estrategias de seguridad más efectivas
El panorama actual obliga a cuestionar la efectividad de las estrategias de seguridad implementadas en Nuevo León. A pesar de los esfuerzos por incrementar el patrullaje y las operaciones conjuntas entre fuerzas estatales y federales, los números siguen en ascenso. La población exige respuestas claras y contundentes para frenar esta escalada de violencia.
Los expertos señalan que combatir la violencia armada no solo requiere medidas punitivas, sino también programas de prevención enfocados en desarmar a la población y limitar el acceso a armamento ilegal. Además, proponen un enfoque integral que incluya inversión en educación y desarrollo comunitario como alternativas a la criminalidad.
