En medio del bullicio electoral y las estrategias desesperadas por mantenerse en el espectro político, Movimiento Ciudadano (MC) ha dado un paso más hacia la deshonra y la falta de integridad al otorgar una candidatura a alguien que más parece un títere que un político serio. Nos referimos a Arnoldo Cantú, un individuo cuya única habilidad aparente es difamar a la oposición, y que ahora ostenta la posibilidad de ocupar la alcaldía de Monterrey bajo el amparo de este partido.
Arnoldo Cantú: en la nómina de Movimiento Ciudadano para difamar
Arnoldo Cantú, cuya trayectoria se ha caracterizado por ser más sombría que luminosa, ha sido durante años un peón en manos de Movimiento Ciudadano, pagado con el dinero de los contribuyentes para manchar el nombre de la oposición. Pero parece que eso no era suficiente para él y para sus manipuladores, quienes ahora lo han recompensado con una candidatura que parece más una burla que una oportunidad legítima de servicio público.
Lo más preocupante de esta situación es la clara intención de Movimiento Ciudadano de mantener viva la maquinaria de la difamación y el desprestigio hacia la oposición. En lugar de buscar candidatos con propuestas sólidas y genuinas intenciones de mejorar la vida de los ciudadanos, prefieren dar “hueso electoral” a un aliado como Arnoldo Cantú, cuyo único propósito parece ser continuar con su labor de desinformación y ataques sin fundamentos.
MC le apuesta a la guerra sucia
Resulta alarmante observar cómo, a pesar de las denuncias y las evidencias de sus vínculos con líderes emecistas, Arnoldo Cantú ha sido respaldado por el Partido Justicialista para contender por la alcaldía de Monterrey. Sus conexiones con figuras de Movimiento Ciudadano, como Glen Villarreal, son evidentes, y sus acciones solo refuerzan la percepción de que su candidatura es una artimaña más para perpetuar la guerra sucia en la política local.
Es inaceptable que en pleno siglo XXI, en una sociedad que clama por transparencia y honestidad en sus representantes, se permita que individuos como Arnoldo Cantú ocupen cargos de responsabilidad pública. Su historial, lejos de inspirar confianza, debería generar alarma entre los ciudadanos que valoran la ética y la integridad en la vida política.
En lugar de aplaudir la inclusión de Arnoldo Cantú en la contienda electoral, deberíamos cuestionar seriamente las motivaciones detrás de esta decisión y exigir a MC que rinda cuentas sobre sus prácticas poco éticas y su complicidad en el deterioro del ambiente político. Los ciudadanos merecen candidatos que los representen de manera digna y honesta, no marionetas al servicio de intereses oscuros y manipuladores. Es hora de exigir un cambio real y dejar atrás la política de lodo y la difamación sistemática.