La madrugada del 2 de diciembre de 2023 quedará marcada en la historia política de Nuevo León como una de las jornadas más inusuales y polémicas. En ese momento, el gobernador del estado protagonizó un apresurado regreso al Palacio de Gobierno tras una resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que invalidó su licencia para competir por la Presidencia de México. Este episodio no solo puso fin a sus aspiraciones presidenciales, sino que también evidenció tensiones entre poderes estatales y federales.
Resolución judicial detuvo sus planes
El gobernador había solicitado una licencia para ausentarse de su cargo y participar en la contienda presidencial, una decisión que no estuvo exenta de críticas. Sin embargo, la SCJN determinó que el Congreso local tenía la facultad para nombrar a un gobernador interino en su ausencia, lo que llevó al legislativo a designar a Luis Enrique Orozco como su sustituto.
Mientras Orozco ofrecía una conferencia de prensa en el Palacio de Gobierno, anunciando la transición de poderes, el gobernador decidió regresar apresuradamente a su puesto. En un acto que sorprendió tanto a aliados como a opositores, llegó al recinto en plena madrugada, rodeado de operativos de seguridad y firmó un acuerdo para reafirmar su continuidad al frente del estado. Este movimiento político truncó automáticamente su licencia y, con ello, sus aspiraciones presidenciales.
La decisión judicial no solo detuvo los planes del mandatario, sino que también desató una serie de debates legales y políticos sobre los límites del poder ejecutivo y la independencia del Congreso local en el proceso de designación de un interino.
Una jornada tensa en el Palacio de Gobierno de Nuevo León
El regreso del gobernador estuvo acompañado de operativos policiales que resguardaron el Palacio de Gobierno en un ambiente de tensión y expectación. La madrugada del 2 de diciembre se vivió como un auténtico enfrentamiento entre fuerzas políticas. Por un lado, el Congreso había tomado la iniciativa de nombrar a un interino que ya había comenzado a organizar su equipo; por el otro, el gobernador hizo uso de su autoridad para recuperar su cargo.
La escena fue descrita por testigos como caótica. Mientras Orozco intentaba exponer los detalles de su plan de trabajo frente a los medios, el gobernador ingresaba al Palacio para ocupar nuevamente su oficina. La acción generó controversia inmediata, con algunos sectores calificándola como un acto desesperado y otros señalando que fue una maniobra política para evitar perder el control de la administración estatal.
El episodio también dejó entrever las profundas divisiones en el ámbito político de Nuevo León, con un Congreso decidido a ejercer sus facultades y un gobernador dispuesto a resistir cualquier intento de sustituirlo, aun cuando ello implicara renunciar a sus ambiciones presidenciales.
¿Quieres saber más sobre el tema? Lee el siguiente artículo.
La madrugada de hace un año sigue siendo recordada como un punto crítico en la trayectoria política del mandatario. Aunque sus aspiraciones nacionales quedaron en pausa, el impacto de su regreso apresurado al poder sigue generando análisis y debates en torno a la autonomía de los poderes y las implicaciones de decisiones judiciales en la política local.