Desde su concepción, la Línea 5 del Metro ha sido un proyecto que ha generado opiniones divididas entre los vecinos del sur de Monterrey y las autoridades estatales. A pesar de que la Línea 5 prometía ser una solución al transporte público en una de las áreas más congestionadas de la ciudad, la manera en que se planteó su ejecución y la falta de consenso entre la población local y el gobierno generaron una serie de disputas que no se resolvieron fácilmente. Este proyecto ha sido objeto de múltiples cambios, enfrentamientos legales, y una serie de ajustes que culminaron en su cancelación en 2024.
Origen del proyecto “Línea 5 del Metro”
El proyecto de la Línea 5 del Metro fue diseñado para conectar la Estación Zaragoza con la Estanzuela, cruzando la Avenida Eugenio Garza Sada, una de las principales arterias viales de Monterrey. Este trazado iba a permitir a los residentes del sur de la ciudad un acceso más rápido y directo al centro de la metrópoli, reduciendo la dependencia del transporte privado y ofreciendo una alternativa más eficiente frente a la congestión vehicular que caracteriza a la zona.
El gobierno estatal, liderado por Samuel García, presentó este plan como una solución a los problemas de movilidad en el área sur de Monterrey. Sin embargo, a medida que el proyecto fue tomando forma, comenzaron a surgir dudas y preocupaciones sobre la forma en que se llevaría a cabo la obra.
En diciembre de 2021, el gobierno estatal anunciaba que las obras de la Línea 5 comenzarían en junio de 2022, junto con las de la Línea 4. El anuncio se recibió con entusiasmo por algunos, pero también generó una serie de cuestionamientos.
El rechazo de los vecinos y las primeras quejas
Tan pronto como el gobierno de Nuevo León presentó su propuesta para la Línea 5 del Metro, las quejas de los residentes del sur de Monterrey comenzaron a surgir. Los vecinos de las 25 colonias ubicadas a lo largo de la Avenida Eugenio Garza Sada manifestaron su rechazo a la propuesta inicial, que contemplaba la construcción de una línea elevada sobre la avenida. La principal preocupación de los habitantes era la afectación al paisaje urbano y los posibles efectos negativos sobre la calidad de vida en sus barrios. Las autoridades estatales intentaron calmar los ánimos asegurando que el proyecto incluiría medidas de mitigación, pero las críticas no tardaron en intensificarse.
En enero de 2022, se organizaron reuniones en las que los vecinos expresaron su firme deseo de que la Línea 5 fuera construida de manera subterránea, tal como sucedió con otras líneas del metro en ciudades como Ciudad de México.
Esta solicitud fue respaldada por varios grupos y asociaciones civiles, quienes consideraron que una línea elevada aumentaría el ruido, la contaminación y el tráfico en una zona ya saturada. Para febrero de 2022, las tensiones aumentaron aún más cuando se anticipó que los vecinos presentarían un amparo contra el proyecto si no se modificaba su diseño.

El cambio de enfoque y los nuevos planes
En verano de 2023, ante las crecientes protestas y la falta de consenso sobre el diseño de la Línea 5, el gobierno estatal decidió hacer un giro en el proyecto. Anunció que la línea sería elevada y que operaría a nivel de calle mediante un sistema denominado Demand Responsive Transport (DRT), un tren eléctrico que puede ser operado de manera autónoma.
Este sistema de “rieles virtuales” se promocionó como una solución innovadora para evitar las molestias de una línea completamente elevada. Sin embargo, este cambio solo generó más incertidumbre y desconfianza entre los ciudadanos.
La promesa de modernidad y eficiencia del nuevo sistema no fue suficiente para aplacar las críticas, especialmente en las comunidades afectadas por el paso de la línea, quienes seguían sintiendo que sus necesidades no eran tomadas en cuenta. A pesar de las modificaciones al proyecto original, la aceptación de la población no fue plena, y las manifestaciones de los vecinos del sur de Monterrey se hicieron cada vez más frecuentes.
La cancelación definitiva de la Línea 5
En octubre de 2024, tras un nuevo anuncio del gobierno estatal sobre el futuro de la Línea 5, los vecinos del sur de Monterrey se manifestaron una vez más, exigiendo que se detuviera el proyecto. Las críticas sobre la falta de consenso y la preocupación por el impacto ambiental y urbano alcanzaron su punto máximo, lo que llevó a una revisión final del proyecto.
Finalmente, en noviembre de 2024, el gobierno estatal tomó la decisión de cancelar la Línea 5 del Metro en su trazado original, particularmente sobre la Avenida Eugenio Garza Sada. El anuncio sorprendió a muchos, ya que la obra había sido promocionada como una de las principales soluciones a los problemas de transporte público en la ciudad.
Sin embargo, el gobierno de Samuel García no dejó que la cancelación del proyecto fuera un revés total. En lugar de continuar con la Línea 5, se licitó una ruta de Transmetro para cubrir el recorrido original que la línea del metro iba a seguir. Este cambio de estrategia también fue una respuesta a las presiones de los habitantes del sur de Monterrey, quienes consideraban que el metro elevado no era una solución viable para su comunidad.
La nueva ruta y el futuro del transporte
El Transmetro propuesto como alternativa a la Línea 5 del Metro cubriría de manera similar el recorrido planificado, pero a través de buses rápidos que operan sobre carriles exclusivos, lo que permitiría una solución más flexible y menos invasiva en comparación con una línea de metro elevada. Este sistema de transporte, aunque menos ambicioso que la construcción de una nueva línea de metro, tiene el potencial de mejorar la movilidad en la zona sur de Monterrey sin las complicaciones que implicaba el metro elevado.
Con la cancelación de la Línea 5 y la licitación del Transmetro, el gobierno de Nuevo León parece haber decidido dar prioridad a las soluciones más adaptables a las necesidades de la comunidad, en lugar de seguir adelante con un proyecto que generaba conflictos y descontento en una parte significativa de la población.