En el municipio de Guadalupe, la reciente decisión de la Secretaría de Medio Ambiente estatal ha desatado una ola de inconformidad entre quienes dependen del trabajo con animales para recolectar y transportar basura. La medida busca retirar a los animales utilizados por carretoneros, bajo el argumento de protección al bienestar animal y combate a la contaminación. Sin embargo, los afectados sostienen que esta acción los deja sin sustento y sin oportunidad de diálogo. El conflicto pone sobre la mesa un debate que abarca desde la defensa de derechos laborales hasta el trato ético a los animales.
La Secretaria de Medio Ambiente de Guadalupe ve por los animales en situaciones no ideales, pero los carretoneros responden ante su derecho a trabajar, su identidad y trabajo digno. Son perspectivas diferentes de una situación complicada por los intereses.
Carretoneros Rechazan Retiro De Animales De Trabajo
Desde la colonia El Ranchito, ubicada en Guadalupe, los carretoneros manifestaron su rechazo a la estrategia implementada por la autoridad ambiental. El retiro de caballos y otros animales utilizados en tareas de recolección de desechos representa, para ellos, una amenaza directa a su forma de vida.
Uno de los testimonios más representativos es el de Armando Cázares, un hombre de la tercera edad que lleva más de tres décadas dedicado al trabajo de carretonero. Cázares explicó que su yegua, la cual emplea diariamente para transportar basura, fue adquirida con su propio esfuerzo por una cantidad cercana a los 25 mil pesos. Por ello, sostiene que no es justo que el gobierno se la quite sin ningún tipo de compensación.
“Si los quieren, que los paguen. Es una injusticia que nos los quiten nada más así”, expresó.
Aseguró que nunca ha arrojado basura en la calle ni en lugares prohibidos y que se ha mantenido dentro de la legalidad. Para él, lo más sensato sería entablar una conversación con las autoridades antes de aplicar una medida tan drástica.
Proponen Diálogo Con La Secretaria De Medio Ambiente De Guadalupe En Lugar De Sanción
Los carretoneros afirman que nunca se les ha consultado sobre la decisión. Cázares y otros trabajadores piden diálogo y acuerdos justos antes de proceder con decomisos. “Nosotros andamos trabajando, no andamos robando”, añadió el veterano carretonero.
Este sector de la población, en su mayoría adultos mayores, ha señalado que carece de apoyos gubernamentales y de alternativas laborales. Para ellos, el retiro de sus animales no representa solo una pérdida económica, sino también un golpe a su identidad y a la única fuente de ingresos que conocen.

Animales No Siempre Reciben Buen Trato
Aunque los carretoneros defienden su labor, vecinos de El Ranchito tienen otra perspectiva. Imelda Aguilar, residente de la zona, relató que ha visto maltrato hacia los caballos, señalando que algunos son dejados por horas bajo el sol, sin agua ni alimento, y en ocasiones son golpeados por sus dueños.
“He visto que les pegan, y no les dan ni comida ni agua. Todavía de que trabajan para que ellos coman”, denunció Aguilar.
Estas declaraciones reflejan una parte del problema que ha motivado la intervención estatal.
La Secretaría de Medio Ambiente de Guadalupe ha dejado claro que su objetivo es proteger a los animales y evitar prácticas que puedan convertirse en focos de contaminación o en amenazas a la salud pública. Sin embargo, la falta de comunicación entre las autoridades y los trabajadores ha convertido la situación en un conflicto abierto.
Falta Respuesta De La Autoridad Estatal Sobre Situación Con Los Carretoneros
Hasta ahora, la Secretaría de Medio Ambiente no ha emitido una respuesta formal ante las quejas de los carretoneros. Esto ha generado incertidumbre y temor entre quienes podrían perder sus animales sin aviso previo.
Otro de los carretoneros, Arturo de León, explicó que este trabajo representa su única fuente de ingresos, y que en su caso, debido a su edad, no tiene otra opción para mantenerse. “Ya soy una persona grande. Esto es de lo que me mantengo”, afirmó.
De León también comentó que cada vez hay menos carretoneros, lo que, según él, muestra que la práctica va en declive, pero no por ello debe ser erradicada sin considerar a quienes todavía dependen de ella.
Hasta ahora, no se ha detallado cómo será el procedimiento de aseguramiento de animales ni si existirá algún mecanismo de compensación o sustitución laboral para los afectados. Tampoco se ha informado si se prevén programas de reconversión productiva o inclusión laboral para los trabajadores.
Lo cierto es que este conflicto revela un choque de perspectivas. Por un lado, una política pública que busca modernizar y regular el manejo de residuos con base en el bienestar animal y la salud colectiva. Por el otro, un grupo vulnerable que se siente excluido de la conversación y que ve amenazada su forma de vida.
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