La casa de Glen Villarreal, el político local de Movimiento Ciudadano, volvió a colocarse en el centro de la polémica, no por su desempeño legislativo, sino por la forma en la que decidió “decorar” su vivienda en San Nicolás para la temporada de Halloween. En lugar de calabazas, luces o adornos tradicionales, optó por mostrar en la fachada de su casa muñecos colgados, escenas ensangrentadas y figuras macabras, lo que vecinos interpretaron como una apología a la violencia y la narcocultura que tanto lastiman al estado.
Habitantes de la colonia Lomas del Roble, donde vive el legislador, expresaron que lejos de ser un detalle festivo, lo que colocó Villarreal es una representación grotesca que trivializa episodios de horror que la ciudadanía conoce de sobra: colgados en puentes, ejecuciones y escenas violentas que forman parte de la memoria reciente de Nuevo León.
Narcocultura Como “Decoración” en casa de Glen Villarreal
Las imágenes que circularon en redes sociales muestran cómo, en una de las paredes, cuelgan cuatro figuras humanas del cuello, manchadas de sangre falsa. En otro extremo, un payaso sostiene de los pies a dos niños en posición invertida. Además, se aprecian cráneos, calaveras, extremidades humanas falsas y hasta un demonio alado.
Para los vecinos, este montaje va mucho más allá de un disfraz macabro. Representa, según dijeron, una manera de banalizar la narcocultura, disfrazándola de entretenimiento. “Me preocupa que, en lugar de Halloween, parezca que vivimos la recreación de un crimen organizado”, expresó una habitante, indignada por lo que vio cada día frente a su casa.

Casa de Glen Villarreal Y La Narcocultura
El malestar ciudadano aumentó al considerar que se trata de un servidor público quien exhibe este tipo de imágenes. Como legislador, señalaron los vecinos, Villarreal debería representar valores de convivencia, respeto y seguridad, no mensajes que normalicen la violencia.
Uno de los testimonios fue directo: “Me parece de terrible gusto que un diputado que debería dar ejemplo, ponga en su casa figuras de colgados y sangre. Esto no es una broma, es una afrenta para quienes vivimos en un estado marcado por la violencia”.
La crítica apunta al doble discurso del legislador, quien se ha autodenominado “diputado ambientalista”, pero que en la práctica ha estado involucrado en controversias que lo alejan de esa imagen. Este episodio, afirman, lo pinta más como un promotor de la narcocultura que como alguien comprometido con la comunidad.
Vecinos critican decoración de "Halloween" del Diputado local por MC Glen Villarreal, por promover violencia al colocar muñecos colgados. https://t.co/W6fuPSsq5y
— EL NORTE (@elnorte) October 1, 2025
Narcocultura Como Espectáculo Público
La casa de Glen Villarreal recuerda que la política en Nuevo León no está exenta de gestos polémicos que buscan llamar la atención. Para los vecinos, su fachada se convirtió en un espectáculo público que no aporta nada positivo.
Especialistas en cultura urbana y seguridad han advertido en múltiples ocasiones que la narcocultura no puede tratarse como un juego. Representar colgados o escenas sangrientas, aunque se intente justificar bajo el disfraz de Halloween, se convierte en un recordatorio de la inseguridad y el miedo que han marcado a la ciudadanía en distintos episodios del pasado.
Además, se trata de un contexto delicado: Nuevo León ha visto en varias ocasiones escenas de violencia en espacios públicos que impactan directamente en la memoria colectiva. Normalizar esas imágenes desde la casa de un funcionario no solo es insensible, sino que refuerza una narrativa peligrosa para la sociedad.
Un Historial De Controversias De Glen Villarreal
No es la primera vez que Villarreal enfrenta críticas vecinales. Apenas en julio fue señalado por retirar un árbol frente a su casa, presuntamente para instalar lonas contra empresas. En esa ocasión, aseguró que el ejemplar había sido retirado meses antes, pero la duda y el reclamo ciudadano permanecieron.
Con este nuevo episodio, el legislador suma otra controversia a su historial, lo que para los habitantes de San Nicolás evidencia una constante: acciones mediáticas, poco compromiso con la ética pública y una tendencia a priorizar el impacto visual por encima del respeto a la comunidad.
La indignación vecinal refleja una molestia más amplia: la percepción de que, mientras la ciudadanía enfrenta diariamente los efectos de la violencia y la inseguridad, algunos representantes públicos parecen convertir esos símbolos en decoración o espectáculo.
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