En medio de una crisis hídrica sin precedentes en Nuevo León, Samuel García, el gobernador en turno, ha demostrado una preocupante falta de sensibilidad hacia las necesidades básicas de los ciudadanos. Los recientes movimientos de García han dejado en claro que sus prioridades están completamente desalineadas con las del pueblo que supuestamente debería servir.
Samuel García Desvía Recursos Hídricos
La decisión de desviar agua de las presas hacia proyectos turísticos en lugar de garantizar el abastecimiento de agua potable a los hogares regiomontanos es simplemente inexcusable. En un momento en que miles de personas en la región siguen sin acceso regular al agua, la idea de privilegiar el turismo sobre las necesidades básicas de la población es una afrenta a la dignidad y al bienestar de los ciudadanos.
La propuesta de García de quitar agua de la presa El Cuchillo para impulsar un destino turístico en La Boca no solo demuestra una falta de empatía hacia las comunidades que sufren por la escasez de agua, sino también una desconexión total con la realidad. ¿Cómo puede un líder político justificar privar a su propia gente de un recurso tan vital como el agua en aras de promover un proyecto turístico que carece de respaldo y demanda ciudadana?
Falta de Transparencia y Coherencia
Además, las contradicciones en las declaraciones de García revelan una preocupante falta de coherencia y transparencia en su gestión. Promete llenar la presa de La Boca con agua de El Cuchillo, pero al mismo tiempo afirma que no se extraerá agua de La Boca para priorizar el turismo. Estas afirmaciones contradictorias solo generan confusión y desconfianza entre la población, dejando en evidencia la falta de un plan claro y sólido para abordar la crisis hídrica en la región.
La construcción de un nuevo malecón en La Boca, a pesar de la existencia de uno previamente construido, es otro ejemplo de la falta de visión y priorización de recursos por parte de García. En lugar de invertir en infraestructura que realmente beneficie a la comunidad, parece estar más preocupado por proyectos que solo sirven para impulsar su imagen política y la de su esposa, quien está compitiendo por la alcaldía de Monterrey.
Es evidente que Samuel García está más preocupado por su agenda política personal que por el bienestar de los ciudadanos que juró servir. Su falta de liderazgo, su desconexión con las necesidades reales de la población y sus decisiones erráticas e irresponsables lo convierten en un gobernante indigno de la confianza del pueblo de Nuevo León. En tiempos de crisis, la gente necesita líderes que estén verdaderamente comprometidos con su bienestar, no políticos que privilegien sus propios intereses sobre los de la comunidad. Samuel García ha demostrado ser exactamente lo contrario.